El gato Yusuf
¡Buuuf! ¡¡Qué par de huevazos tiene este gato!! exclamó mi mente al enterarme que Yusuf Islam iba a comenzar la promoción de su último disco de gira por Estados Unidos; el tercero desde la vuelta al mundo musical de los “infieles”. Sí, Yusuf Islam, el que antes se llamaba Cat Stevens, una brillantísima estrella de los 70`s que después de 30 años (en 2006) presentó el primer álbum de esta nueva etapa: “Un other cup” y en 2009 “Roadsinger” el segundo. Él que en 1976 se diluyó, desapareció del mundo musical, vendió sus instrumentos, donó el dinero, se convirtió públicamente al Islam e inició una forma de vida musulmana totalmente comprometida con su Fe en la que está mal visto tocar instrumentos, solo permiten usar una especie de tambor y tocar las palmas además de entonar cantos religiosos; incluso llegó a pedir a las discográficas que retirasen sus trabajos anteriores, cuestión que fue desestimada totalmente.
En todo el planeta, pero especialmente en EE UU, no son buenos tiempos para el Islam por motivos de todos sabidos. Es cierto que allí fue muy querido y se le reconoció como la estrella que llegó a ser cuando se llamaba Cat Stevens, pero siendo Yusuf Islam le prohibieron entrar en este país, a pesar de haber condenado sin fisuras los atentados del 11S y de Israel lo expulsaron con la injusta acusación de haber financiado económicamente a Hamas. Menudo panorama le espera a Yusuf en su nueva gira. Espero que la música prevalezca y que la fuerza le acompañe.
En fin, condenados a invisibles amigos de Luceral, la noticia no es esta, si no la aparición el 27 de Octubre de su último trabajo “Tell´em I´m gone” (diles que me fui), acontecimiento que aprovecho para hablaos de uno de los artistas que más profundamente marcó mis gustos musicales.
El joven londinense Steven Demetre Georguou de madre sueca y padre greco-chipriota y dueños de un restaurante, pasó de actuar en cafés y pubs locales a, por motivos evidentes, cambiarse el nombre: Cat Stevens (1965) y a ser descubierto por el productor Mike Hurst. En 1967 publicó su primer álbum: “Matthew and Son” donde ya se intuía el camino que iba a seguir su música, comprometida con el conflicto intergeneracional que desembocó en el mayo francés de 1968, la Isla de Wight, la lucha contra la guerra del Viet-Nam y la aparición del Pop. Se identificó con el lado melancólico, romántico y a veces empalagoso del pacifismo hippie y en cierto modo representó la búsqueda ideológica y social de los jóvenes que protagonizaron la revolución del amor y las flores. Aportó un estilo personal, imaginativo, diferente de la canción folk y pop; además, de ser el autor de los temas fue el diseñador y dibujante de sus discos, como buen ex estudiante de Arte (Instituto de Arte Hammersmith, Suecia).
Así comienza una carrera musical prolífica (33 álbunes) y plagada de éxitos, convirtiéndose en un gran ídolo juvenil para regocijo de su discográfica DECCA que lo catalogó como un producto pop dirigido a un público casi adolescente. Este rifirrafe con la compañía dificultó sus pretensiones experimentales y creativas, sumiéndose en un proceso autodestructivo a base de alcohol y fiestas que acabó con su ingreso hospitalario aquejado de tuberculosis (1973), tres meses de internamiento y una larga convalecencia le hicieron reevaluar el enfoque de su vida, se volvió vegetariano, adoptó la meditación como algo esencial, leyó sobre religión: budismo, zen, induismo, islamismo, todo lo que pillaba… En este periodo, sembró la semilla que le fue volteando el “coco” poco a poco hasta 1977 cuando tomó la decisión de franciscanamente cambiar su vida.
En 1970 fichó por Island Record USA, se sintió más libre creativamente y publicó “Mona Bone Jakon”, trabajo de corte folk que se abre con una deliciosa y tierna canción: “Lady D´Arbanville” ¡me encanta! Siempre fue mi preferida. En este mismo año lanzó su obra maestra, el álbum “Tea for the Tillerman” triunfando en todo el mundo con temas como: “Will Wordl” una de las canciones más versionadas de la historia; “Hard-Headed Woman” y el que fue himno del conflicto intergeneracional: “Fhather and son”. A esta joya de álbum le siguieron: “Teaser and the firecat” (1971), con maravillas como “Peace in train” o “Morning has broken” infinitamente coreada por los jóvenes y por su puesto otra de mis preferidas: “Moonshadow”.
En 1972 salió “Catch Bull at Four” de corte budista y hasta con un tema en latín (O`caritas) fue el mas vendido en EE UU, no tenía canciones tan bellas como su trabajo anterior pero sus melodías son preciosas y su orquestación de gran calidad.
En 1973 aparece “Foreigner” con una impecable suite donde Cat se recrea en excelentes solos de piano. Justo en este punto se acaba su vida fiestera ¡casca! y es hospitalizado con tuberculosis.
En 1974 publica “Buddah and The Chocolata Box”, el título denota con claridad su momento religioso.
En 1975 aparece “Numbers” quizá el peor álbum de toda su carrera, eso sí la edición era espectacular. En 1977 “Izitso” un buen trabajo y junto con la aparición de “Back to Heart” (1978) se hizo el silencio absoluto hasta 1981 cuando declaró públicamente su conversión al Islam.
No fue el primero ni será el último en sufrir tan mística trasformación: aquí teníamos al mismísimo Peret, el rey de la rumba catalana, que sin meterse a franciscano se convirtió en predicador evangelista; o el iracundo Irlandes Van Morrison, que considera su música como inspiración directa del mismo Dios; los escarceos induistas de los Beatles que dejaron a George Harrison “pillado” por mantras y sándalo; hasta los mismísimos Rolling Stone la liaron por allí y de paso se ponían hasta las orejas. Pero nadie lo dejó tan claro como Cat Stevens, que dijo: “Ha muerto el Hippi Bueno y ha nacido Yusuf Islam”. Evidentemente en su manejo de libros religiosos fue seducido por El Coran que le regaló su hermano. Y llegados a este punto, no puedo obviar el paralelismo entre las figuras de Yusuf Islam y San Francisco de Asis, personaje medieval admirado en esta época de amor y flores, que tanto se desprendió de sus abundantes riquezas que acabó en pelotas por los tejados de Asís (Fratello Sole, Sorella Luna, film de Franco Zeffirelli (1972) con preciosas canciones de Dónovan) extasiándose con la naturaleza como si de lisérgicos efectos se tratase y junto a Santa Clara montó una comunidad de jóvenes que pasaron de vivir a lo Paris Hilton de la época a entregarse por entero a la mendicidad, la caridad y el amor a los demás, qué Hippies ¿verdad?. El Ahora Yusuf también se deshizo de sus preciados instrumentos, se retiró para dedicarse a causas solidarias como forma de entrega a los demás, aunque creo que su situación económica no fue precisamente de pobreza. Actualmente, solo con los ingresos de derechos de autor, debe ganar un “pastizal”, dicen que sobre un millón y medio de dólares al año, hasta se estrenó en 2011 un Gran Musical de original nombre: “Cat Stevens”.
Con respecto a sus canciones, de tanto escuchar su voz, de timbre nasal y textura tan personal, a veces me canso y pongo en práctica una de mis aficiones preferidas: buscar “covers” es un placer infinito volver a disfrutar de tan bellas y sentimentales melodías, como si escuchases algo nuevo sin perder la genialidad creativa del autor, es una forma de eternizarlas. Aquí os dejo estas fantásticas versiones de “Will World”.
En definitiva condenados a invisibles amigos de Luceral, él se querrá llamar Steven, Cat, Yusuf o desde 1999 Abu Muhammead (que significa: el padre de Muhammead, nombre de uno de sus hijos) pero el que ha vuelto es el Hippi, quizá por añoranza de su juventud, quizá para ayudar a entender el Islam como él lo entiende o quizá por dinero, que estoy seguro dedicara a alguna buena causa porque este Hippi Místico sigue siendo un Hombre Bueno que ha vuelto en malos tiempos para la Lírica.
Salud, suerte y tiempo para escuchar música.
¡NOTICIA! ¡NOTICIAAA!!! Yusuf Islam ha decidido suspender su concierto del 4 de Diciembre en New York al enterarse del elevado precio que han alcanzado las entradas en la reventa.
¡Buuuf! Ya empezamos.
El Conde Nao