La nostalgia sabe a chocolate, Nestlé.
Hay días y días… Y hoy es de esos días… Me explico. No os pasa que muy de vez en cuando abrís los ojos por la mañana y os invade un no querer salir de la cama, un deseo de gritarle a tu madre que hoy no quieres ir al cole, que llame a tu jefe y le diga que estas moribunda (si tienes la regla es completamente factible) y un miedo aterrador al darte cuenta de que tienes 31 años, hace 10 que vives sola y es probable que a tu jefe le imponga cero la mala leche de tu madre porque el le gana por goleada. Pues algo así me ha sucedido hoy, si es que una no puede ser perfecta y despertarse cual princesa disney sonriente y maravillosa todos los días es pedir demasiado.
El caso es, y de aquí esta reflexión, que la sensación de infantilidad con la que me levanto es el detonante de un día bañado por la nostalgia. Los recuerdos de mi niñez me invaden, los olores vuelven a mi mente y consigo trasladarme donde quiera solo con cerrar los ojos. Puedo revivir ese día en el que mi abuelo fue a buscarme al colegio y me trajo la merienda, siempre que podía lo hacia mi madre pero sus capacidades no pasaban de una manzana, sin embargo mi abuelito siempre sieeeeempre me traía un currusco de pan con media tableta de chocolate con leche de Nestlé. Madre mía que alegría! Fardaba delante de todos mis compañeros (que tenían el mismo bocata en realidad) diciendo que el mío estaba más rico porque lo había hecho mi abuelo. Él ya no está pero siempre que tomo pan con chocolate no puedo evitar recordarle, recordarme…
En estos días especiales siempre desayuno lo mismo, soy muy de hacer rituales por nada y buscar excusas para cambiar la aburrida rutina que me atormenta, Nesquik. Pero no lo hago como todo el mundo, tengo un método que no sé si hará que su sabor cambie pero hace poco descubrí que era el mismo que también utilizaba mi recordado abuelo. Caliento un “culin” de leche, le echo dos cucharadas de nesquik, lo muevo bien y después lo relleno con leche súper fría y me lo bebo a la velocidad de la luz de un par de tragos.
No sé si estás reflexiones irán a algún sitio pero en una persona tan metódica como servidora os aseguro que la profundidad de cada pensamiento taladra mi cerebro hasta la saciedad y como era de esperar inevitablemente me he sentido obligada a compartirlo con vosotros.
Y como una es muy habladora decidí contárselo al equipo de Nestlé ya que cumple nada más y nada menos que 150 años y para felicitarles les regalé mis pequeñas historias. Ellos por su parte han querido corresponderme con este precioso Kit Vintage que os muestro en las fotos y me han animado a que si vosotros queréis ganar uno exactamente igual compartáis con un comentario en el post vuestro recuerdo de niñez. Venga! Qué como dijeron Los Secretos: “Volver a ser un niño… Volver a ser, un niño…”