Celeste Crianza para cenar en noche buena

¡Hola amiguis! Vuelvo a escribir, cada vez con más asiduidad, será que os echaba de menos demasiado y estas entrañables fechas quiero acompañaros con todas las ideas que se me ocurran ^_^
Hablando entonces de fechas señaladas e ideas maravillosas, quiero compartir una deliciosa opción para el sin fin de reuniones que nos esperan durante las próximas semanas. Me gustaría comenzar diciendo que la presencia del vino en las celebraciones  españolas es algo que sobra apuntar y es más que necesario. Con los años (pocos porque soy una chavala, ¡já!) me he dado cuenta de que no solo los sabores que maridan sabrosos platos son los que nos hacen apreciarlo, sino también la necesidad de celebrar, me explico: ¿Cuantísimas veces podemos brindar desde que de nuestra boca sale la frase “Felices Fiestas”? Me encantaría calcularlo, pero estoy segura de que pasan las 100 y en su mayoría es con vino, también por todo esto de que brindar con agua trae mala suerte y somos muy de tomarnos todo al pie de la letra. Por otro lado, sabemos que nos resulta infinitamente más fácil aguantar a la suegra pesada, el cuñado fardón, los sobrinos hiperactivos y la abuela nostálgica si nos hemos tomado un par de copichuelas. Ni que decir que los reencuentros con los amigos del pueblo, los primos que solo vemos una vez al año o los compañeros del colegio se disfrutan mucho más compartiendo una botella de vino cubiertos del frío invernal que nos hiela en diciembre. Esta es mi opinión y mi forma de expresar cómo disfruto infinitamente de estos momentos.

Pero también hay una parte gastronómica que no me gustaría dejar pasar. Tengo en mente varias propuestas, pero para la cena de Nochebuena (que este año celebro con mis padres, mi perro y mis amigos Carlos y Rocío en Ponferrada, y que promete ser de las mejores hasta ahora) me he decantado por el Celeste Crianza de Bodegas Pago del Cielo. Inspirado en las noches estrelladas que encapotan los viñedos de la Ribera del Duero, donde nacen a 900 metros sobre el nivel del mar, en Fompedraza, Valladolid, es una de las bodegas Denominación de Origen Ribera del Duero con más presencia internacional (¡ahí es nada!). Es un exquisito monovarietal de tempranillo con una crianza en barrica de roble francés y americano, que hace que tenga mucho cuerpo y que nos deje en boca una sensación que nos recuerda a arándanos y ciruelas pasas, muy para estas fechas, transportándonos a esta bella zona de la mano del maestro enólogo Juan Ramón García.  Es el acompañamiento perfecto para platos (que estoy barajando en mi mente) como cordero al tomillo; berenjena rellena con parmesano o capón relleno. Se os hace la boca agua ¿verdad? Bienvenidos a las dos semanas más sabrosas del año.

Por último, lo que me ha hecho decidirme finalmente es la monería de estuche, edición especial de Navidad, en el que se presenta el Celeste Crianza, qué da pena hasta sacarlo. Bueno a quién quiero engañar, ya he tenido que probarlo y evidentemente para ello había que desenvolverlo, un encontronazo de sensaciones. Yo, por si acaso, me voy a terminar mi copa para ir haciendo boca antes del brindis final.

¡Saludos amigos invisibles!

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Celebra Halloween en Derry LondonDerry

Hola de nuevo amiguis! Hacía tiempo que no me pasaba por aquí pero es que la ocasión merecía ser contada con todo detalle y para eso las RRSS no tienen la eficacia suficiente 😛

Desde hace años sentía un deseo irrefrenable por visitar Irlanda del norte, tengo amigos que han vivido allí y me habían hablado maravillas. Por otro lado mi amor por la farándula, los disfraces y la fiesta en general me ha hecho, pasados los años, convertirme en una fiel seguidora de todo lo que tiene que ver con la celebración de Halloween. Dicho esto podréis haceros una idea del respingo que me levanto del sofá al recibir un mail en el que los amigos de Turismo Irlanda me invitaban a pasar los días de ésta celebración en nada más y nada menos que Derry London-Derry, situado en Irlanda del norte.

Tras semejante propuesta cogí mis maletas (demasiadas para pocos días, como siempre) y me planté en Dublin, donde un coche me recogió para trasladarme a la cuidad El viaje dura unas 3 horas y cuesta al rededor de 250€, podéis acordarlo con el hotel y fijar un precio.

Llegué por la noche por lo que no podía hacer más que descansar. A la mañana siguiente disfruté de un típico desayuno irlandés, con todas sus deliciosas calorías aprendiendo que con el fresco que hace no vienen nada mal. Bien temprano un guía nos acompañó a pasear por la preciosa muralla que rodea parte de la ciudad donde hay estratégicos puntos desde los que encontramos una perspectiva espectacular del río Foyle, encargado de separar las dos partes, la católica y la protestante, unidas por tres puentes, el más imponente es el inaugurado en 2011 y bautizado como “El puente de la Paz”. La verdad es que la sensación que sentí durante mi estancia en esta localización fue de una tremenda necesidad de calma y amor, los habitantes tenían la mirada de quien ya está casado de discutir y solo quiere abrazarse y sonreír.

Tras esta ligera excursión pudimos visitar el museo de la ciudad que, ademas de albergar el Ayuntamiento, en una de sus salas guarda una sorpresa brutal, una reproducción enorme del astro lunar. Para culminar de la mejor manera esta presentación tuve el honor de conocer al Alcalde Jonh Boyle, con quien aprendí más curiosidades pero sobre todo me reí y brindé con una buena Guinnes por las próximas celebraciones que nos esperaban.

Y si hablamos de celebrar en Derry se lo toman al pie de la letra y durante todo el día 31 de noviembre los barrios se llenan de música en directo, luces, pasa calles, disfraces, sustos, bromas y mucho humor de gente llegada de todas partes del mundo. Pues ahí me planté yo, con un disfraz improvisado por mi querida madre y un maquillaje exprés.

La cabalgata es realmente impresionante, amenizada por un speaker que bien me gustaría para un evento en Madrid, pudimos bailar y emocionarnos con las diferentes puestas en escena de cada grupo.

Para terminar las fiestas una hondanada de fuegos artificiales lanzados desde el río nos dejaron atónitos con sus juegos de luces y reflejos en el agua. No podía haber mejor broche final para un viaje más que recomendado, no solo para los amantes de esta festividad, también para aventureros que quieran descubrir lugares auténticos.

 

Saludos amigos invisibles!!

 

 

 

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